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viernes, 22 de septiembre de 2023

El fanfiction: Ese olvidado en la literatura. (Té con Nat, #3)

 Hola a todos. Un viernes más, os doy las gracias por pasaros por aquí.

La entrada de hoy fue inspirada súbitamente a mediados de semana, porque siendo honesta, sigo sin leer libros. Pero sí que leo. De hecho, he vuelto al reino del fanfiction, tanto en lectura como en esctitura. 


La verdad es que podrá sonar estúpido, pero este es mi tipo favorito de escritura, pues lo llevo haciendo desde pequeña, cuando aún ni siquiera existía el término, al menos no tan popularmente como desde hace unos años. Recuerdo el primero que escribí, basado en un personaje de un libro de lectura que teníamos en clase: Una pardela. Las historias siempre se centraban en un grupo de niños que se hacían amigos de esta pardela y así aprendíamos desde ecolgismo (las historias estaban situadas en una playa, donde los amigos la visitaban) hasta multiculturalismo. Creo que escribí desde el punto de vista de la pardela, lo que sentía al ser amiga de esos niños. No lo recuerdo bien porque la  escribí en mi primer ordenador y era un IBM que no funcionaba propiamente (bueno, podría haberlo hecho, pero nunca le metimos sofware), por lo que todo lo que escribía, desaparecía por la pantalla. Pero me daba igual. Estaba escribiendo lo que yo quería, no tareas para clase. Me apetecía darle voz a esa pardela que sólo existía en un libro de lecturas como una mera introducción en cada tema.

De ahí pasé a escribir en cuadernos historias con mis personajes de series favoritos, pero recuerdo que hasta siendo pequeña, me daba vergüenza que me pillaran escribiendo eso. Y quizás esa sea la razón por la que es tipo de escritura bastante denostado: El sentimiento de que aquello no era lo suficientemente válido para ser apreciado nunca se ha ido del todo, ni siquiera hoy día, aunque ya esté más normalizado decir que se leen y se escriben.

Volviendo a mi trayectoria con ellos, era curioso como cuando no tenía internet en casa e iba al ciber-café con mis amigas para recopilar información para hacer los deberes (no todo lo cubrían las enciclopedias. Me pregunto cómo aguanté casi toda la secundaria sin Internet. De hecho, recuerdo tenerlo a los diecisiete o así, no antes. Supongo que porque en clase trabajábamos la info necesaria y pocas veces tenía que complementarla con un ordenador fuera del centro, cosa que, trístemente, ahora no pasaría. Vamos para atrás como los cangrejos), lo que a mí me apetecía era meter fotos de Orlando Bloom en un disquet y coleccionarlas en mi ordenador, otro distinto, pero sin acceso a internet. Y así, un día, di con un foro en español dedicado a él. Y di con los fanfictions. Y los copiaba en un word para leerlos en casa. De ahí, pasé a reescribir mis versiones. Y para cuando tuve Internet en casa, me registré en dicho foro y empecé a publicar mis historias y ayudar con otro contenido (info, traducciones de entrevistas, etc). Me acabé convirtiendo en parte del equipo de moderación con los años y me gané el acceso al foro privado de las historias erotico-festivas como quien dice. En general, me convertí en una escritora muy reconocida allí e hice amistades que aún hoy conservo. Allí me di cuenta de que no había nada de malo en el fanfiction y es más, aunque casi siempre era un poco egoísta y me inserrtaba en la historia, me esforzaba mucho para que sorprendieran y no fuera la típica historia a lo Notting Hill. En aquel entonces, pensaba que era lo único que se me daba bien y no quería caer en lo fácil.

Siempre me he sentido y me siento muy cómoda escribiendo versiones de mí misma según la serie que me guste, aunque también otras veces he escrito lo más normal en en esta tipología: Parejas no-canónicas, aunque los míos eran breves. Supongo que lo de de la auto-inserción es de lo poco que puedo demostrar de mi signo zodiacal, uno de los más egocéntricos que hay. Aunque supongo que a mí me motivaba que fuera una vía de escape a una vida personal nula y a la imposibilidad que me autoimpuse, no sé por qué, de viajar e intentar conocer a mis ídolos en persona. 

Cuando el fanfiction pasó a ser una  realidad de la que se podría vivir si se tiene suerte (La saga de las Sombras empezó siendo un fanfic de aquella otra de los vampiros y la humana que  no se entera de nada) la gente empezó a cuestionarse a qué rango de la literatura pertenecía, que si al alto o al bajo, o que si era literatura. Para mí sí es parte de ella y como mentalmente yo sí hago diferenciación entre literatura alta y baja (pero luego leo lo que me da la gana y jamás actúo esnob, excepto para criticar a algunos señorOS de la denominada alta literatura), lo considero como un puente entre las dos. Al fin y al cabo, técnicamente, el fanfiction es un hipertexto (i.e. Un texto A tiene relación con un texto B y se ven las relaciones aun siendo el B algo nuevo. e.g. El Ulises de Joyce es un hipertexto de La Odisea, de Homero. De alguna manera, el Ulises es una especie de fanfiction de este clásico y de los mismos trabajos de Joyce, pues uno de los personajes que Leopold Bloom se encuentra durante esas veinticuatro horas es el mismo de Retrato de un artista adolescente). El hecho de que los más populares fanfics no estén basados en otros libros sino en películas o series de televisión, no ha de demeritar lo que son: Creaciones sobre otras. Puede ser parte tanto de la buena como de la mala literatura, pero sigue siendo parte de ella.

Sobre por qué sigo escribiendo este tipo de historias cuando me da por ahí no lo sé a ciencia cierta, simplemente, me gusta. A veces, no hay que dar explicaciones y auto-insertarse sin miedo en las historias que más te gusten.

Y vosotros, ¿Qué pensáis de este tipo de historias? ¿La consideráis parte de la literatura o no? Recordad que si os apetece, podéis dejar vuestros comentarios.

Nos leemos la semana que viene. Cuidáos mucho.


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